Tuvo dudas pero… ¡se lo tragó!
Fue decirle el ya! y empezar a quitarse toda la ropa como una loca. En escaso medio minuto Catalina se encontraba totalmente desnuda para que yo pudiera examinarla a fondo. Rápidamente se arrodilló buscando mi polla, y me hizo una mamada como si fuera la última de su vida. Justo después se sentó sobre mí rabo metiéndoselo entero en aquel coñito perfectamente depilado. No pudo disimular su calentón, el exceso de humedad en su entrepierna la delataba, y en cada salto que daba mi polla entraba y salía de su coño con más facilidad. Cambiamos de postura en varias ocasiones para acabar corriéndome dentro de su boca, y después de tanto dudar... se lo tragó!