18 años y un coñito divino


Una dulce e inocente rubilla de ojos azules llega a mis manos para ser corrompida a base de polla y guarrerida. Ella es muy obediente, por eso baja al pilón y me come el rabo mientras me mira con esos dos ojazos… Las coletas, sus 18 añitos y esa candidez me ponen como un animal salido y me la follo de todas las formas posibles hasta descargar en sus blancas nalgas… ¡tiene un coño estrecho que es una maravilla!